"Pedro se acercó y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo le perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete." Mateo 18:21
Hay puñaladas
que requieren reunir
una serenidad de los dioses
cuando la decepción
sube por la sangre
y estalla la ola de la cólera
Y entonces la falsa calma
se transforma en temblor sordo
que merece espolvorearse a los vientos
cuando en nuestro sano juicio
hubiéramos estrangulado al traidor.
Solo el tiempo seca la sangre atribulada.
@ Michelle Valencia 19-12-2011
Acerca del perdón
"Yo te perdono" tiene un valor psicomágico inconmesurable para quién perdona. Perdonar nos libera, entonces siempre se debería perdonar, aunque el victimario no merezca el perdón, y dejando a un lado el juicio moral, por el solo hecho de liberarse de un sentimiento de muy baja vibración que solo nos martiriza más y nos carga negativamente, en vez de causarnos alivio. Lo mágico es que al efectuarse el perdón (pero no de la boca para afuera, y tampoco corre el " perdono pero no olvido") se traspasa la responsabilidad al victimario y de paso, se ahorra un buen cáncer y una diabetes, porque ya se sabe que las enfermedades son psico-somáticas, y estas que menciono -en particular-, vienen del rencor, el odio acumulado y la nostalgia inconsolable (según estudios estadísticos hay analogías con cientos de casos.)
@ Michelle Valencia 19-12-2011
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Pintura: "El perdón" de István Sándorfi (Hungría 1948-2007)
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