domingo, 17 de mayo de 2009

--Elegías a la Conciencia Cósmica--


II

Toda buena historia tiene un final trágico
La grandeza destinada a sucumbir
Es el destino de los hombres dicen:
Romántico y clásico
Cósmico y transitorio.
Orgulloso en todas sus células
Porque sus sueños evocan la inmortalidad
La esperanza de un imposible
De inexistencia alborotada
Y aunque algunos rostros ocultan falsedades
Y otros merecen venir de vuelta a la vida
Nuestras certezas son solo humanas
Pasamos como huellas lejanas
La naturaleza nos recuerda
La irrealidad
en la verdadera medida de las cosas

III

Sobre tu trono humillado en soledad
Ocultas la tristeza que merme tu alma.
Vulnerable caminas hacia el mundo
Obscuro sobreviviente del tiempo.
Te consumes demasiado pronto
Esperas una señal para ti
Prestas oído al movimiento ilusorio
Asoma la languidez ante el entorno implacable
Y mientras duermen los árboles
Admites que los dioses te han olvidado.

IV

Mueres sin tener experiencia
Entregado a la convicción cósmica
Ante los ojos de milenarios insectos
Ante el eterno cosmos y las estrellas.
Un pálido cadáver serás una y otra vez.
El cielo, el océano, los pájaros
Se condensan en un aforismo:
Todo permanecerá en orden ante tu inexistencia
Sombrío caerás en las arenas de la frágil corteza.

V

Padecer y rescatar el alma del fuego
Será nuestro deber
Subsistir en la felicidad pasajera
La resignación del diminuto ciclo vital
Encadenados a lo inexistente
Avanzamos modestamente, ¿qué importa?
Eternos seremos en nuestro aparente suelo,
más vivo que nosotros
Y los pies conversarán verdades,
del breve paso cósmico impreso,
en el recuerdo inconciente de la especie humana.


Michelle Valencia G.
Elegías a la Conciencia Cósmica
5 de marzo del 2009